Un ángel los mira
desde el balcón más alto
Con sorpresa y un
poco de envidia
Se miran a los ojos fijamente
Dejando todo su deseo
salir por las pupilas
Sus manos se entrelazan con fuerza vehemente
Todo su cuerpo vibra
Con un mismo suspiro
Con el sabor salobre
de sus besos.
Sus caricias furtivas
anticipan un encuentro de felinos en celo
El sudor empieza a
nacer entre su pubis
Y sus senos despiden
vapor de volcanes rugientes
El lenguaje de su
cuerpo es su deseo.
II
Se cubrieron con un
secreto a voces
Tras la sombra de
anaqueles milenarios
Alcahueteados por
Anaís , George Sand y Miller
Ignorando todo el
mundo a sus espaldas
Ya no existe el mar
ni existe el cielo
Ni el vacio
Ni el tiempo o la
distancia
Solo existen dos
O sólo uno
Solo existe una
fragancia que se escapa al infinito
Para no volver jamás
donde ha nacido.
Odiseo
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